La pobreza energética hace referencia a la incapacidad de un hogar de alcanzar un nivel social y materialmente necesario de servicios domésticos de la energía y nos sitúa ante un problema grave, con importantes consecuencias sobre la salud y la calidad de vida de las personas.
La pobreza energética no es un concepto novedoso. Se trata de un problema que comienza a cobrar entidad a principios de la pasada década en el marco de un contexto socioeconómico muy preciso. Este contexto es el de la crisis financiera de 2008 y sus consecuencias negativas en cuanto a reducción y precarización del empleo y disminución de los ingresos de los hogares. Este periodo también coincide con un periodo de aumento continuado de los precios de la energía doméstica (gas y electricidad) que, en los últimos años, sitúan al Estado entre los países con unos precios más altos. Si además de todo esto, tenemos en cuenta la relativa antigüedad de nuestro parque de viviendas (la media en Errenteria es de 47,5 años) y que más del 60% de las viviendas fueron construidas antes de la primera normativa de edificación sobre condiciones térmicas de los edificios (1979), se genera un contexto idóneo para la aparición de la pobreza energética.
Si bien es indudable que los hogares pobres económicamente sufren en mayor medida situaciones de pobreza energética, es muy importante considerar la pobreza energética como un fenómeno específico. La pobreza energética no es solo una manifestación más de la pobreza monetaria. Tiene causas específicas y por tanto requiere, en el marco de la orientación de las políticas públicas, de respuestas distintas. Desde este punto de vista hay que recordar que algunas de las causas de la pobreza energética (el coste de la energía, los hábitos de consumo, la eficiencia energética de las viviendas, etc.) no pueden ser abordadas desde las políticas convencionales de lucha contra la pobreza y que requieren por tanto de un tratamiento específico mediante la puesta en marcha de políticas no solo sociales, sino también energéticas, urbanísticas y medioambientales.
Estudio sobre la incidencia de la pobreza energética en Errenteria
En el estudio realizado por el Ayuntamiento de Errenteria, se han aprovechado los datos de la última Encuesta de Pobreza y Exclusión Social de Gipuzkoa de 2018 y, a partir de técnicas estadísticas de estimación en áreas pequeñas, se ha tratado de ofrecer el impacto que la pobreza energética tiene en las distintas secciones y barrios del municipio.
Los resultados del estudio ponen de manifiesto que Errenteria tiene una incidencia de la pobreza energética superior a la de Gipuzkoa.Por ejemplo, el porcentaje de hogares de Errenteria que declaran no poder permitirse mantener la vivienda a una temperatura adecuada es del 18,3% (en Gipuzkoa 9%).
Todos los indicios apuntan a que las causas antes mencionadas de la pobreza energética (sobre todo, bajos ingresos y altos costes de la energía) van a seguir presionando al alza en los próximos años. Es cierto que se han dado algunos avances en lo que respecta a mejoras en la eficiencia energética de los edificios y a un cada vez más racional uso doméstico de la energía, pero tampoco se puede descartar la aparición de otros fenómenos como, por ejemplo, que cada vez sean más frecuentes los episodios de temperaturas extremas como consecuencia del cambio climático.